Hoy, 3 de agosto de 2020, se jubila este lápiz.

Llevaba una inscripción de la que sólo ha quedado una parte a la vista y ahora, mientras escribo estas líneas, me doy cuenta de que, a pesar de que he tenido este lápiz durante semanas en las manos, soy incapaz de recordar las palabras exactas. Me acuerdo de que aparecía la palabra «superpoderes», pero no sé cómo eso se encajaba con «grandes ideas».
No presto mucha atención al aspecto de los lápices mientras estoy usándolos. Lo único importante es que la mina tenga la dureza adecuada. Me fijo en ellos cuando los voy a jubilar, cuando tras páginas y páginas de trabajo, llegan a ese punto en que mi manaza zurda ya no los puede sujetar bien. Entonces, les saco punta por última vez y les rindo un último homenaje. A veces sólo una mirada antes de guardarlos con los otros lápices menguados; otras, como en esta ocasión, un breve texto de despedida. Y la esperanza de que su promesa de «grandes ideas» se haya cumplido.