© Jordi Cotrina – El Periódico

«Las familias son un sistema de gobierno muy peculiar: existen lazos de sangre entre sus componentes, el apoyo incondicional va implícito dentro de los estatutos domésticos y, a pesar de ello, se trata de una de las instituciones donde más secretos se esconden.

En uno de los fragmentos de Nuestros muertos de Rosa Ribas (El Prat de Llobregat, 1963), última entrega de la trilogía de los Hernández, se afirma que «no se lo digas a» es, tal vez, la frase más repetida en todas las familias. Un espejo que nadie sabe quién ha roto, porque los hermanos han decidido hacer un pacto de silencio; un novio que los padres desconocen, porque los hijos saben que no van a aprobarlo; un suspenso que se enmascara de manía persecutoria por parte del profesorado. Las mentiras y las confidencias susurradas son la base sobre la que se sustenta este conjunto de personas.»

Así empieza la estupenda crítica de Nuestros muertos que Marta Marne escribió para el suplemento de cultura Abril de El Periódico. Podéis leerla completa siguiendo este enlace: La familia como mecanismo narrativo.