«¿Es usted griega? Esta es una pregunta que me han hecho muchas veces en Alemania. Es así como descubrí que el acento de los griegos y los hispanohablantes en alemán se parece mucho. También que, a pesar de que hablo muy bien el idioma, tengo acento, en el que las eles palatales catalanas despistan un poco, pero que, sea como sea, me marca como hablante no nativa.

En las películas de espías suelen aparecer agentes de los que se afirma que hablan varias lenguas extranjeras “sin acento” y los vemos haciéndose pasar por franceses o polacos sin que los interlocutores noten nada sospechoso. Algo tan fantasioso como que no les salgan moratones después de una dura pelea a puñetazos. Auténticos fenómenos, porque al resto nos salen cardenales con un solo topetazo con el canto de una mesa y, tras años aprendiendo el idioma, conservamos el acento. (…)»

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Tribuna publicada en El Periódico el 23 de enerode 2021