La semana pasada pasé por delante de un local en el que había expuesta una única obra de un artista de Frankfurt: dos enormes letras azules, de las que se usan para rótulos de tiendas, formaban la palabra ‘NO’. En el cristal habían pegado un cartel que decía ‘Happy NO year 2020’. ¿Qué quería decir ese “no year”? ¿Que tenemos que borrarlo? ¿Significa que no hemos vivido el 2020? Tal vez suene muy resultón, pero no lo comparto.

A punto de entrar en diciembre, cada vez se repite más el deseo de que por fin pase el año 2020, como si lo que está sucediendo estuviera acotado temporalmente y, en cuanto cambie la fecha, algo maravilloso fuera a suceder. Así, de golpe. El pensamiento mágico es muy poderoso en momentos difíciles como este. Formular buenos deseos para el año nuevo, creer que empezaremos o dejaremos de hacer algo en cuanto llegue un nuevo mes, una nueva estación… Pero –dejando aparte su falsedad– esta forma de pensamiento mágico tiene el efecto de anular los días que preceden a ese fantaseado punto de inflexión. (…)

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Tribuna publicada en El Periódico el 30 de noviembre de 2020