
© Rosa Ribas
-Mira. ¿Ves a ese?
-¿A cuál?
-Al pequeñito, el paliducho.
-Sí. ¿Qué pasa con él?
-Que estuvo en la cárcel.
-¡Anda ya!
-Lo que oyes. De cuando estuvo leyendo en la cárcel de mujeres. Le regalaron un paquete entero de estos.
-¿De verdad?
-¿No te has fijado que es algo rarito, que le gusta más corregir que escribir?
-¿Y crees que le viene de…?
-¡Disimula! Creo que nos está leyendo.
-¿Y qué? ¿No te gustaría que te corrigiera?