El fin de semana abandonaron la casa los siguientes objetos:

  • 6 velas pequeñas. Las que, por lo menos en Alemania, están siempre en las zonas de las cajas de IKEA y que se compran porque el aburrimiento te susurra al oído que siempre va bien tener velas en casa, hasta que llegas a casa y descubres que el cajón en el que ibas a guardarlas ya hay otro paquete de velas, completo, que compraste la última vez que el aburrimiento se te acercó al oído y te dijo que siempre va bien tener velas en casa. Las dejé sobre el contenedor de papel. Desaparecieron a lo largo de la mañana del sábado.

La coherencia hizo que también salieran de casa:

  • 2 candelabros para velas altas. Estaban casi envueltos en cera derretida, lo que de lejos se ve romántico, de cerca era ya algo asqueroso.
  • 6 portavelas de metal. 5 cilíndricos, 1 en forma de asterisco.
  • 2 portavelas pequeños de cristal.
  • 1 farolillo de metal. Para velas, claro.
  • 1 platito soporte para velas. A estas alturas ya empiezo a preguntarme si no seré miembro de alguna secta y no me he dado cuenta. Pero me traquilizo al encontrar y deshacerme de:
  • 2 paquetes de velitas de pastel de cumpleaños.

Total: 20